Ella puede matar con una sonrrisa, ella puede lastimar con sus ojos. Ella puede arruinar tu fe con sus casuales mentiras y solo revela lo que quiere que veas. Se esconde como un niño pero ella es siempre una mujer para mí... Ella puede guiarte al amor, tomarte o dejarte. Ella pedirá la verdad pero nunca te creerá y tomará todo lo que le des mientras sea gratuito Sí, roba como un ladron; pero es siempre una mujer para mí... Oh, puede cuidarse por si misma, puede esperar si quiere estar adelantada a su tiempo. Oh,ella nunca se rinde ni nunca cede sólo cambia de parecer. Te prometerá mas que el jardin del Eden y luego, intencionalmente, te cortará y reirá mientras sangras. Ella resalta lo mejor y lo peor de ti, pero pone toda la culpa en ella, porque ella es siempre una mujer para mí. Ella es frecuentemente bondadosa, y de repente cruel. Ella hace lo que le place, nadie hace lo que le place con ella. Pero no puede ser castigada, se ganó su lugar y lo que mas hará es lanzar sombras sobre ti. Aún así, ella es siempre una mujer para mí

jueves, 1 de marzo de 2012

Sobre el adiós



Decir adiós
se me figura amargo
si es entre dos.


Quiero quererte
pero te diré adiós
para perderte.


Con un desgarro,
tus lágrimas la lluvia,
las mías barro
(del polvo que te enturbia
y al que a veces me agarro)


Podrás clamar
en tu vasto desierto
con vista al mar.
Sin conseguir
que el que dejó tu huerto

vuelva a acudir.


La despedida
siempre encierra esperanzas
de bienvenida.


Se va el pasado,
se pierde en la añoranza
del ser amado.


Ya se va el tren
preñado de ilusiones.
Queda el desdén.


Te vas, me dejas
y me dices adiós
con las orejas.


Las despedidas
siempre fueron ingratas
y desabridas.


Con la partida
algo queda en el alma
a la deriva.


Le pido a Dios
decir hasta la vista
mas nunca adiós.


Irse con Dios
es demasiado fuerte
no habiendo pros.


Con sufrimiento
mi mente está notando
tu alejamiento.


Se llevó el viento
nuestros amaneceres
en un momento.


La despedida
siempre deja en el alma
profunda herida.


La huída cruel
deja lesa mi alma,
también mi piel.


Dila un bocado
y entonces esquivome
cual apestado.


Rompe cadenas
y deja de esconderte
tras las almenas.

1 comentario:

  1. Cuando se trata del adiós, algunos versos duelen. Buena tinta, buena pluma, buena mano...
    Un abrazo,
    Nin

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